Basado en una idea original de Adrián Gómez.
El protagonista se
encuentra tumbado en la carretera mirando al cielo con la camiseta rota. Hay
cristales por el suelo. El plano gira lentamente. Se muestra el cielo con las
nubes pasando muy rápido. La cámara
baja mirando al horizonte y el cuerpo entra en plano de lado, está tumbado
delante de un coche, pero empieza a alejarse por la carretera a ras de suelo
mientras funde a negro a la vez que el protagonista dice lo siguiente:
ÉL (Voz en off)
-
Hay un momento en la vida en el que te das cuenta de que no
estás viviendo. Se supone que haces lo que quieres, crees que eres el puto amo
y en realidad sólo eres una marioneta en manos del tiempo. No quieres creerlo
pero día tras día ves pasar la vida sin llegar a disfrutarla. Ves como los
demás se divierten, trabajan, lloran y se recuperan. Los ves reír, gritar y
amarse. Los ves cuidando unos de otros formando familias felices y echando de
menos a sus seres queridos; te das cuenta entonces que tu vida no tiene sentido
y quieres formar parte de todo lo que ves. Es cuando lo echas todo por la borda
y te enfrentas a todos y a todo por ser como ellos. Y son tus propios hijos, tu
familia, los que pretenden que nada cambie, que sigas igual, y tratan de
impedirlo. Son ellos los que pretenden dejarte en la barrera, apartado. Son los
que se revueltan, se van y te repudian. Son tus hijos pero no te comprenden. Y
entonces no te queda más remedio que irte, irte y vagar, buscar lo que no
tienes y poder ser tú mismo, o ser el panadero, el del videoclub o aquel tío del
bar de la esquina porque seguro que tienen vidas más interesantes que la tuya.
LOCAL
Se ve un
bar viejo en medio de una calle transitada. Hay mucho sol, la imagen está
sobre-saturada, quemada, no se oye nada más que el zumbido de la estática. Él
entra y un guardaespaldas con gafas de sol le sale al paso. Dentro la luz y el
sonido ambiente son normales. Hay varias mesas, todas vacías menos dos. En una
hay un grupo de tipos con aspecto desaliñado jugando a cartas, una chica se
encuentra sentada muy cerca de uno de ellos, de espaldas a la mesa y lo abraza
con un sólo brazo alrededor del cuello mientras le mira con poco interés y besa
distraídamente a su compañero, los demás lo ignoran. En la mesa del fondo está
el DIABLO, de espaldas, parece ojear un periódico, en la barra un camarero sin
afeitar y con camisa hawaiana abierta sobre camiseta imperio mira la televisión
sin hacerle caso y una camarera con minifalda está sentada en un taburete y lo
mira con desdén mientras masca chicle y hace globos.
DIABLO
-
Déjalo pasar. - a ÉL - Tranquilo, no te hará
nada, siéntate aquí conmigo.
Él se acerca, la cámara lo sigue
hasta llegar a la mesa. Cambia el plano, se ve al DIABLO de frente, está
leyendo «La Gaceta de los Negocios» o un periódico similar.
DIABLO
-
No te puedes ni imaginar lo
que cuesta hoy en día manipular el mundo, -sin dejar de leer- Antes bastaba con aparecerte un par de veces, sacrificar una
cabra y ya estaba, ahora todo se reduce al dinero. Mercados, divisas,
inversiones... Bien, que es lo que te trae por estos... -levanta la
vista mientras cierra y dobla el periódico- ¡Tú!
-cara
de sorpresa- ¡Nunca pensé que vendrías
aquí!
ÉL
-
Realmente pareces
sorprendido...
DIABLO
-
Más bien intrigado, no
esperaba tu visita. No alcanzo a ver por qué te has dignado a hacernos una
visita.
ÉL
-
Quiero que me hagas volver.
DIABLO (Sorprendido)
-
¿Tú necesitas mi ayuda? Es
la primera vez que me pides algo así...
ÉL
-
Nunca antes había merecido
ir al infierno. -lo mira divertido-.
Hace un gesto
con la cabeza a la camarera que se acerca a la mesa.
DIABLO
-
¿Puedo ofrecerte algo para
beber? ¿Whisky, bourbon, jerez? ¿Algo más fuerte? Creo que te has aficionado a
los placeres de la bebida...
ÉL
-
Un vaso de agua estará bien
-sonriendo
a la camarera- por hoy ya he castigado
bastante el cuerpo.-se ríe.-
CAMARERA
-
Vaya, tú sí que sabes
divertirte...
DIABLO (Sin gritar
pero con voz amenazante y mirando hacia la camarera pero sin mirarle a la cara)
-
¡No se te ocurra volverle a
hablar así! ¡Y trae la botella de mi reservado!
ÉL (Sonríe a la camarera que lo mira con desdén y se dirige al
DIABLO)
-
¿Y bien? ¿podrías hacerme este favor?
DIABLO
-
Déjame ver si lo he
entendido bien... Después de todo lo pasado quieres que ahora te resucite. Que
sea un buen chico y olvide todas tus humillaciones y te haga el gran favor de
devolverte a esa vida de mono que has elegido para tu vergüenza y nuestra
desgracia.
ÉL
-
Sí, a grandes rasgos eso es
lo que quiero, pero parece que después de tanto tiempo aún no has entendido
nada. No te culpo, está en tu naturaleza ser así.
DIABLO (Desafiante)
-
Si esa es mi naturaleza ¿a
quién crees que deberíamos preguntar para saber por qué soy así?
Aparece la
camarera con dos vasos y una botella de whisky.
DIABLO
-
Si, tal y cómo lo he
entendido ahora te dedicas a los placeres terrenales, esto te sabrá a gloria -Mientras
habla la camarera sirve los vasos y vierte el contenido de la botella en ellos.
Primero al DIABLO y luego a ÉL, mientras
sirve le éste convierte el whisky en agua. Al verlo la camarera se asusta y
derrama el agua sobre Él-.
ÉL
-
¡Eeh!, no te preocupes -divertido- esto se limpia sólo...
DIABLO
-
¡Pero qué haces puta
estúpida! ¡Recoge eso y lárgate ya!
ÉL
-
Tranquilo, no te enfades
con ella. -Sonríe a la camarera mientras la mira- Al fin y al cabo no siempre tiene uno la suerte de
encontrarse con el creador de todo el universo, incluida ella. -Le coge la
mano y se la besa mientras ella lo mira asustada.
El plano
nos muestra la mesa donde se jugaba a cartas en la que todos los jugadores han
parado y miran hacia la otra mesa, el silencio es total. Luego cambia al
camarero mirando sorprendido a la mesa, empezando a retroceder para salir de
detrás de la barra por el extremo opuesto al de la mesa del DIABLO. Otro plano
nos muestra a la camarera que corre a esconderse junto a los guardaespaldas que
se miran sin saber qué hacer. Vuelve a cambiar a la mesa de juego, la chica,
sin dejar de mirarle fijamente intenta agarrarse a su acompañante para
abrazarlo, pero éste se pone de pie arrastrando la silla, otros se han puesto
de pie tirando las sillas y con ademán de salir corriendo.
DIABLO (Gritando y sin apartar la vista de ÉL)
-
¡Que
no se mueva nadie! Volved a sentaros, nunca volveréis a tener la oportunidad de
conocer a vuestro creador y de oír sus razones para abandonar a sus hijos
Luminosos para perseguir un estúpido sueño mortal.
Se sientan todos en silencio mirando a la mesa y empiezan a
jugar de nuevo, nerviosos y mirando de reojo a la mesa del DIABLO y de ÉL. El camarero coge otro vaso y empieza a secarlo mirando a la
mesa.
ÉL
-
Después
de tanto tiempo sigues sin entender... Tratas a diario con ellos y no eres
capaz aún de entender su belleza,... su libertad...
DIABLO (Saboreando y mirando el vaso de agua)
-
Quizá sea porque aquí no
me llega precisamente lo mejor de cada casa.
ÉL
-
Tú
los viste en su creación, cómo cantaban, bailaban, se cuidaban entre ellos...
No abandonaban a sus enfermos, y ¡todo porque querían! No fueron creados para
ello, sino para decidir por ellos mismos si alabar o no, ayudar o no. Si debían
ser generosos o altruistas dependía de ellos.
DIABLO
-
Hasta
que empezaron a matarse entre ellos con quijadas de asno. Empezaron a robar, a
conspirar. -Va subiendo el volumen de la voz y la intensidad- Lujuria, gula, avaricia... Hasta
empezaron a dudar de tu existencia y a blasfemar contra ti. Se creyeron los
reyes de la creación, los elegidos.
ÉL
-
¿Acaso
no lo eran? ¿No lo son? No lo entiendes ahora, ni lo entendiste entonces, por
eso te rebelaste. Fuiste fiel a tu naturaleza y me combatiste. Peleaste con tus
hermanos. -Pareciendo cansado- ¿Por qué sigues sin entender mis
motivos?
DIABLO
-
Porque
tú eres la luz, porque yo soy de luz, porque me creaste para alabarte y
adorarte, porque en mi naturaleza está el servirte y no puedo entender que unos
simples mortales, que son sólo cuerpos con un ínfimo atisbo de alma, casi sin
espíritu, puedan ser más importantes. Porque desequilibraron la existencia
trayendo el mal a los universos.
ÉL
-
Precisamente
ésa es su virtud. Desde el principio de los tiempos hice lo que debía, creé el
cielo y la luz. Os creé a vosotros, no me di opción, y os creé como aquel padre
ingrato que sólo desea la gloria a ojos de sus hijos. Perdóname por crearte tan
perfecto que te creas en la obligación de desafiarme. Pero debes ver la belleza
en la humanidad.
DIABLO
-
¿Belleza?,
¿dónde ves la belleza en esos monos?
ÉL
-
En
que no se limitan sólo a adorarme, crean obras de arte, crean cosas bellas,
cosas útiles y únicas de la nada, quizá en eso sí sean a mi imagen y
semejanza... Pero no sólo es eso, son libres. Eligen lo que hacen en cada
momento. ¿Te imaginas? ¿Poder elegir si adorarme o no? ¿Poder elegir a qué
dedicarte, a quién amar, con quién soñar...? Deciden entre el cielo y el
infierno...
DIABLO (Mirando a la mesa)
-
Yo
soy libre. Y elegí amarte y servirte en tu gloria... -levanta la vista- Igual que luego elegí la revuelta y luchar contra mis
hermanos. Elegí mi perdición porque elegí no hacerte caso.
ÉL
-
Pero
porque siempre fue ésa tu naturaleza. Incluso ahora que me combates me sigues
sirviendo y haces que, por temor a ti, mis fieles no me abandonen. Sigues fiel
a mis inicios. No seas tan duro contigo mismo.
DIABLO
-
No
te equivoques, reino en el Infierno igual que tú lo haces... o lo hacías en el
cielo. Aparto a la gente de tu camino y luego la castigo por ello hasta que
decidas terminar con éste universo. Soy libre, igual que lo has sido tú al
abandonar tu puesto.
ÉL
-
Siempre
actué de acuerdo a los dictados del tiempo, de acuerdo a lo que estaba escrito.
Siempre hice lo que debía, incluso con la llegada del mal, cuando tuve que
desterrarte. Siempre hice lo que debía... y me cansé. Me cansé de ser el bien,
de ser esclavo de mí mismo, de hacer lo que predije que haría cuando me creé.
Decidí ser como mis hijos más preciados, quise ser libre, no un simple títere
en manos de un destino inevitable.
DIABLO (Con tristeza)
-
¿Tanto
me desprecias? ¿Tan poco afecto te merecen tus hijos mayores? Nos creaste, no a
tu imagen y semejanza, sino de tu propia esencia. Nos creaste para alabarte,
cierto, para obedecerte, y lo hicimos con gusto, todos nosotros. Por eso debí
rebelarme, te convertiste en esclavo, no de ti mismo, sino de tu última
creación.
ÉL
-
No,
no soy su esclavo, los creé y vi que podía ser libre, como ellos...
DIABLO (Gritando)
-
¡Sigues
obsesionado por eso que llamas libertad! Pero vives sin ella, debes nacer y
morir continuamente, sufres enfermedades, limitaciones... Frío, calor,
hambre... ¿es eso libertad? ¿El libre albedrío te reporta satisfacciones? Pasas
tus días con desenfreno: alcohol, drogas... ¡Hasta follas como si el mundo se
fuera a acabar mañana...!
ÉL
-
Deberías
entenderlo, tú lo has vivido... Es embriagador... la sensación de... por una
vez no me he sentido encerrado, hastiado de mi propia vida, obligado por mí a
una existencia vacía. Ahora puedo reír, puedo llorar, ¡SIENTO! Hablo con ellos
y ellos no saben quién soy y me tratan como a un igual, como si fuera uno más.
Es... liberador. Puedo disfrutar, vivir mi creación, sentir el calor del sol,
el frío del viento, ver a una mujer bella, entrar en un museo...
DIABLO (Interrumpiendo)
-
Me
hablas de belleza, pero no la cultivas. Vives y mueres como un hereje
profanando tus propias enseñanzas y el legado de los que nacieron y te alabaron
libremente, amándote de corazón. Y ahora quieres que te devuelva a esa vida
disoluta sin sentido y sin objetivo. ¿Para qué? ¿Para mayor vergüenza de tus
hijos? ¿O sólo porque tú, precisamente tú, has caído en las garras de la
depravación de la carne? Me dices que nací para ser como soy, no para ser
libre. Pero te equivocas, puedo elegir y elijo. Elijo reinar en el infierno
antes que servir en el cielo. No si tú sigues sin estar, si tú sigues
desafiándote continuamente y menospreciando a mis hermanos; arcángeles,
ángeles, serafines, querubines... huérfanos de un padre que los repudia para
pasear sus más bajos instintos por el mundo humano, entre seres que abominan de
su herencia divina y olvidan la gloria que deben a su creador.
ÉL
-
Luzbel,
hijo mío, no te miento si te digo que eres mi favorito de entre todos mis
hijos. Tú, más que nadie, debes entender lo que hago. En tu interior sabes
realmente por qué estoy aquí. Sabes por qué debo buscar mi perdición. Porque
tienes razón, viviendo continuamente lo que busco es la eterna destrucción porque
sin ella no habría renacimiento. Sabes que sin el mal no existiría el bien.
Sabes que te necesito para ser quien soy. Sabes que reinas en el infierno
porque es tu cometido, porque su mera existencia impulsa la piedad, la
generosidad y la solidaridad de los hombres. Hijo mío, no esperes mi perdón,
porque ninguno de tus hechos merece mi condena. Reinando en el infierno sirves
al cielo, igual que Judas fue mi más fiel servidor al propiciar la muerte de mi
primera forma mortal. Créeme si te digo que este es un momento crucial, para ti
y para mí. Luzbel llévame de vuelta sólo porque te lo pido.
DIABLO (Bajando la vista)
-
Vete
de aquí, lárgate. Sigue destruyéndote, a ti mismo y a los que te rodean. No me
importa. Has tenido tu oportunidad, la próxima vez vendrás para quedarte.
ÉL
-
Gracias
hijo, nos veremos pronto, mucho antes de lo que esperas.
ÉL se levanta y se dirige a la puerta. Todos lo siguen con la
mirada, los de la mesa de juego de reojo, el camarero con miedo evidente,
intentando separarse todo lo que le permite la estrechez de la barra. El
guardaespaldas le abre la puerta con evidente nerviosismo. ÉL le dedica una
sonrisa y sale sin despedirse. Del
exterior entra una luz cegadora. El DIABLO ni siquiera se gira. Se queda
un momento pensativo y lentamente y de forma distraída abre de nuevo el
periódico, a su lado se acerca la camarera.
CAMARERA
-
Se
ha ido. ¿Por qué lo has hecho? Te podrías haber negado y haberte quedado su
alma para hacerlo entrar en razón.
DIABLO (Se queda un momento pensativo, contesta con la mirada
perdida)
-
Porque
en el fondo tiene razón. Lo único que he hecho siempre ha sido cumplir su
voluntad.
Tras un momento vuelve al periódico. Para de leer, da un
suspiro y recupera la pose de superioridad y sigue leyendo. A su alrededor todo
parece ir normalizándose.
Epílogo
ÉL (Voz en off mientras se le ve desde detrás andando por una
carretera desierta en medio de la nada con un sol de justicia y el sonido de
las cigarras a lo lejos)
-
¿Conoces esa sensación? La de estar desperdiciando el tiempo.
¿De no aprovechar ése regalo que es la vida? Todo te duele, todo te aprieta y
te sientes oprimido. Y entonces te das cuenta y lo ves claro, sabes que debes
dejarlo todo. Y te vas, desapareces y tus hijos te odian y no entienden por qué
los abandonas. Pero tú lo sabes. Sabes que si siguieras con ellos nunca crecerían,
nunca serían libres para tomar sus decisiones y nunca reconocerían y
disfrutarían realmente de la libertad. Entonces aprovechas y te dedicas a ti
mismo, a darte esa vida que no has tenido y que deseas por encima de todo. No
es cuestión de divertirte en una fiesta; es cuestión de vivir la Gran Fiesta,
de vivir la vida. Pero claro, lo haces por ellos.
La cámara que le había
seguido ahora lo rodea y él se para, él mira a la cámara, sonríe y sigue
andando, la cámara no se mueve y funde a negro. Mientras hablaba había empezado
a sonar “Simpathy por the devil” de los Rolling Stones, el fundido a negro
coincide con el principio del estribillo: “Pleased to meet you...”